Se nota que la Navidad se acerca y los corazones de la gente comienzan a ablandarse. Gracias al blog de Angeles, que describe a la perfección el momento captado por su móvil en plena plaza, descubrimos que la gente que camina a nuestro alrededor puede estar dispuesta a ofrecernos un abrazo solo con decírselo. Un alivio saber, que la frialdad de la que la gente hace gala al caminar, es solo ficticia.

Será porque un abrazo nunca le biene mal a nadie...¿verdad?


Me ha recordado aquella campaña que tanto dio que hablar de los abrazos gratis. ¿Acaso no es la Navidad el momento propicio para estos menesteres?