Hace tiempo que no actualizamos esta sección, así que lo haremos hoy, pero a lo grande. El Sol es la estrella sobre la que orbita nuestro platena, y es la fuente de calor que sustenta la vida de este. Sin él, la Tierra sería igual que Marte, desértico e inhabitable.
En proporción a la tierra, el Sol es trescientas mil veces mayor que la tierra. Su composición es simple, 24% de Helio, 74% de Hidrógeno, 1% de Oxígeno y el otro 1% se reparte entre otros materiales. Por esto, el Sol es una estrella netamente gaseosa. Pero lo que más impacta es la temperatura, 6000 Grados Celsius, solo en superficie. Para generar el calor que nos llega a la Tierra, el Sol se consume a sí mismo. Fusiona el Hidrógeno con el Helio, con lo que se genera energía pura a una temperatura estimada de 15 millones de Grados Celsius en su centro. Con este ritmo de autodestrucción, se cree que el Sol tendrá reservas suficientes para procurarnos el calor que necesitamos, al menos, durante cinco mil millones de años más. Al llegar a finalizar sus recursos, el Sol se convertirá en una estrella gigante roja. Será tan grande que llegará a incluir las órbitas de Mercurio y Venus. Por este proceso, el Sol emitirá al exterior las capas superiores de su atmósfera, dando así origen a las Nebulosas planetarias. Finalmente, cuando no quede más material que fusionar, el Sol pasará a ser una enana blanca. Se cree que las enanas blancas acaban apagándose poco a poco, dejando como residuo final unos astros hipotéticos, todavía no descubiertos experimentalmente, denominados enanas negras. |
12 de Abril, 2007, 19:16:
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