Free Web Counter

Navidad
Una ventana entreabierta, deja salir una alegre melodía. Un villancico resuena en nuestros oídos. La Navidad ha llegado con toda su parafernalia. Cargada de villancicos y buenas intenciones. De regalos y buenos deseos. De turrón y excesos. De alegria y polvorones.
Con la zambomba y la pandereta, al son de la música tradicional, se alegran nuestros corazones. En unas fechas que en sí, no son más que otros dias normales, tanto si crees como si no, estas melodias nacidas del corazón, nos ayudan a ser mejores personas.
Las calles, decoradas al límite, nos lo recuerdan a cada paso que damos. También los altavoces de las tiendas del barrio y los muñecos de Papa Noel que presiden sus entradas. Y en nuestras casas, siguen siendo los Reyes Magos los que dominan la fiesta. Claro que son los reyes porque Papa Noel no cabe en el belen. Y sí, yo soy de los Reyes Magos. Los reyes...y los pastorcillos, los rios, los establos, los animalillos...ese inmenso universo que creamos sobre el mueble que, desde ese momento, preside la casa.
Es mejor si este universo, colabora a crearlo un niño pequeño. Con su inocencia, da vida a esos minúsculos muñecos, que año tras año, ponemos de la misma y sistemática manera. A sus ojos cobran vida e incluso se nos obliga a mover a los Reyes, poco a poco, hacia el Portal de Belen, para simular su llegada el dia de la Natividad. Un belen que algunos empiezan por el Portal y acaban rellenando de más y más edificios. Como el castillo de Erodes. Que algunos montan en una montaña, y que otros empiezan a recalificar para poner adosados.
Todos los dias deberían ser Navidad y todos los Belenes verdaderos. Porque en un belen no hay maldad alguna. Y su construcción un momento de unión de toda la familia.